lunes, 4 de julio de 2011

2011-06-24 - Cañón del Río Vero


Recuerdo que cuando me planteé por primera vez realizar la práctica del barranquismo trabajaba con un compañero y amigo llamado Alfonso (un abrazo chaval), hace ya tantas jornadas laborales que ni siquiera mi hija mayor era un proyecto. Cada vez que salía el tema, Alfonso me decía que para eso tenía que ir a la Sierra de Guara ya que este es el lugar por excelencia donde disfrutar de esta actividad. Han pasado muchos años con el gusanillo rondando por la cabeza y por fin el sueño se ha hecho realidad, al haber transcurrido tanto tiempo, la situación ha sido muy diferente a la imaginada en un principio; en cierto modo me fastidia no haberlo catado antes aunque en realidad este tipo de aventura no es nueva para mí, pero en esta ocasión la he podido disfrutar en familia, con mi mujer y mis hijos los cual si es novedoso. Me he sentido muy feliz de ver como lo pasaban mal, se asustaban, se ponían en tensión y aseguraban que por ahí no podían pasar, para luego resultar que se divertían, se reían, disfrutaban y superaban sus malos momentos revasando ese límite que a veces nos ponemos o nos creemos que tenemos y que en realidad es muchísimo más alto de lo que pensamos. Tanto para mis tres corazones como para mis cuñados y sobrinos que también estuvieron ahí: ¡Enhorabuena Barranquer@s!


Desde los aparcamientos públicos que hay en lo alto del pueblo de Alquezar caminamos durante un buen rato paralelos al Cañón del Río Vero por un sendero bien marcado y guiados por Fernando quien se comportó durante todo el trayecto como un verdadero y experimentado profesional, estando muy atento tanto de los niños como de los menos niños en los pasos más complicados, en nombre de todos le agradezco lo bien que se portó con nosotros. El pateo duró algo más de una hora y el sol empezaba a pegar así que se hizo algo pesado para los menos andarines, no voy a aprovechar para decirles que no está de más andar un poquito de vez en cuando. El final de la caminata consiste en bajar hasta una playa fluvial localizada en la mitad del cañón formada por Mamá Naturaleza donde nos enfundamos los neoprenos y empezamos a tomar los primeros baños.


La verdad es que yo pensaba que la historia se podía quedar algo corta, iba con la idea de una aventura un poco excitante y supuse que este tramo iba a ser más ligero de lo que en realidad nos encontramos. Consiste en descender por un cañón con unos paisajes impresionantes donde atravesamos dos caos de rocas en verdad alucinantes pasando por saltos, grietas, cavernas, cuevas, pozas, bóvedas, cortados y un sin fin de situaciones idóneas para tomar un primer contacto con este deporte.


Después del baño un bocadillo y el regreso caminando por la senda acondicionada que comunica Alquezar con la ruta de las pasarelas que contaré en la próxima entrada de este blog. La subida es cierto que se hace dura ya que aunque es cortita el desnivel a salvar es bastante grande, no obstante siempre podremos complacernos con el impresionante paraje que estamos atravesando, merece la pena disfrutarlo.

Estoy orgulloso de lo bien que se comportaron todas y todos los que compusimos este grupo y al mismo tiempo convencido que este tipo de experiencia volveremos a repetirla de nuevo en un futuro no muy lejano.

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