domingo, 22 de julio de 2012

2012-07-14 y 15 - Los Tres Circos

Hacía mucho tiempo que no salíamos los cramponeros, digamos más veteranos, todos (o casi) juntos. También hacía tiempo que rondaba por nuestro cabeza salir en alguna ocasión a hacer noche durante la ruta. Lo difícil realmente es encontrar la fecha, cuando esa coincide lo demás se convierte en moco de pavo... ¿o no tanto?


Comenzamos la ruta en el parking que se encuentra a la salida de Nava del Barco en dirección a Umbrías. El intinerario de subida al Corral del Diablo, primer circo de esta aventura, está narrado en: Corral del Diablo, algunas fotos en: Corral de Diablo II y más fotografiado en: Corral del Diablo III. Así que como anécdota añadir que en esta ocasión sí había virgen en la hornacina.


Es normal sentir un placer inexplicable al sentarse en el cesped que cubre la presa de la laguna... aunque esté llena de "lacasitos de cabra montesa". No hay que despreciar que para llegar hasta ahí hay que recorrer algo más de 9 kilómetros con una ascensión acumulada superior a los 700 metros.


Pasar la noche en este lugar, en compañía de unos buenos colegas, una noche de luna casi nueva despejada y estrellada, una temperatura ideal para meterse en el saco "con calcetines", disfrutar de la pantalla panorámica de altísima resolución y... unos traguitos de vino "Mayor de Castiiiiiiiiillaaaa" es algo que de veras no tiene precio.


Por la mañana nos hicimos un poco los remolones y comenzamos a andar sobre las 07:30 h. Subimos paralelos al único chorro de agua potable que encontramos procedente de la Fuente del Ronchito. Creo que esto se debe tener en cuenta si se hace esta ruta en las estaciones más secas, desde aquí hasta el Chozo del Anselmo no localizamos más sitios... a mano, para poder coger agua fiable. En unas dos horas llegamos al Circo de Los Caballeros y dimos cuenta del desayuno que bien nos habíamos merecido después de subir 200 metros y descender otros tantos por un piornal de esos en los que está prohibido perder la senda. En la foto La Covacha, nuestro objetivo después del descanso y avituallamiento.

Al alcanzar la cuerda que llega desde los Riscos Morenos y echar la vista atrás se ve la laguna y la Garganta de Los Caballeros. Al fondo y al Oeste, entre el Peludillo y Los Campanarios aparece majestuoso el Pico Almanzor.


Al Sur La Garganta de Cuartos con sus Riscos Morenos en la vertiente izquierda de bajada, la verdad es que tienen cierta similitud con Los Galayos.


En el Alto de la Cruceta dejamos la mochila y desde ahí, el ascenso hasta La Covacha se hace sencillo. Tampoco teníamos mucho tiempo para disfrutarlo, hasta el coche faltaban unos 15 kilómetros, casi todo descenso, pero...


¡Menudo descenso! Desde La Covacha hasta donde comienza a llanear antes de la laguna, se bajan casi 600 metros en una distancia de poco más de 2 kilómetros. Una cuesta mortal con muchos tramos delicados: piedras sueltas, destrepes, pendientes constantes de alta inclinación, etc.


Se debe considerar la posibilidad de utilizar otra vía que parte desde la Laguna Cuadrada, es un poco más larga pero creo que las pendientes no son tan cañeras. Aunque hasta esta laguna llegamos en una expedición anterior, la subida la hicimos con crampones sobre un manto de nieve. No se puede comparar, son dos montañas distintas las de invierno y las de verano.


Llegar a la cabecera de la laguna y ver el Circo del Barco echando un vistazo atrás es muy reconfortante aunque todavía quede mucho camino con las piernas castigadas. Este tramo está descrito en Circo del Barco, al menos hasta el Chozo del Anselmo donde cogimos agua (solo caía un hilillo, atención con el agua en verano) y comimos. Desde aquí seguimos por la garganta abajo intentando seguir los hitos que en este tramo son escasos con salto de muro en un par de ocasiones.


Y cuando por fin llegamos al coche ¡rueda pinchada!, nunca sabes en que momento la montaña puede darte la sorpresa. La ruta la califico como difícil por varias razones: Aunque se hace en dos jornadas la distancia acumulada es muy cercana a los 30 kilómetros con una ascensión acumulada de casi 750 metros el primer día y casi 550 metros el segundo, eso supone un acumulado total cercano a los 1300 metros. Todo lo que se sube hay que bajarlo con lo cual el segundo día hay un acumulado de descenso de unos 1300 metros de los cuales 600 requieren destreza, técnica y unas condiciones tanto físicas como psíquicas apropiadas. La climatología puede ser muy severa en cualquier época del año, sin descartar posibles cambios repentinos propios de la media y la alta montaña. Tal vez lo más sencillo pueda ser la orientación, teniendo en cuenta que hay tramos no tan bien definidos y que en situaciones adversas las cosas pueden cambiar mucho. Además hay otros factores como la distancia a lugares habitados o carreteras, los desprendimientos de piedras, el uso de manos para progresar o el peso añadido a la mochila al ser ruta de dos días.



martes, 10 de julio de 2012

2012-07-08 - Camino de Santiago Madrid 05

2012-07-08 - Camino de Santiago Madrid 05
Cercedilla - Segovia

La quinta etapa del Camino de Santiago de Madrid es, con rotundidad, una de las que dejan un inolvidable recuerdo en la memoria del peregrino. Aun me faltan muchas jornadas para acabar esta aventura y a este paso no sé cuanto tiempo me llevará terminarla (a no ser que me toque la primitiva). Pero tengo clarísimo que esta en concreto, aporta muchos determinantes como para afirmar que permanecerá en la memoria de aquel/lla que se atreva con ella. La foto de arriba corresponde a las señales que indican el Camino de Santiago en el Puerto de la Fuenfría.

Como alicientes podríamos destacar que: en esta etapa se deja Madrid y se entra en Segovia (Castilla y León), y no se llega a cualquier pueblo, se llega a la capital. Se atraviesa la Sierra de Guadarrama pasando de la vertiente Sur a la Norte. Prácticamente todo el recorrido se realiza sobre terreno no asfaltado, por caminos y senderos bastante buenos. Se circula por una Calzada Romana que data del siglo I. Se atraviesan la enormes Montes de Valsaín, se conoce la Fuente de la Reina, el Puerto de la Fuenfría, las dehesas segovianas, superamos el kilómetro 600 . Y sobre todo... se deja de ver la silueta de Madrid y sus omnipresentes Cuatro Torres.


Los que me conocen saben que siempre digo, que los pateos que nunca olvidas son aquellos que por una causa u otra te han hecho padecer alguna penuria. Esta ruta tiene cosas muy buenas y muy bonitas y todos los "muys" que queramos añadir, pero también tiene otras que depende a quien puede ser que no le gusten tanto. En primer lugar hay que recorrer una distancia cercana a 30 kilómetros, que pueden variar dependiendo de las alternativas que tomemos. La distancia no sería muy relevante si no se tiene en cuenta que hay que añadir una ascensión acumulada de casi 700 metros superando la "sufrida" Calzada Romana. Desde que se abandona Cercedilla hasta Segovia no hay ninguna población cercana y apenas carreteras. Aunque hay muchas fuentes, puede que no todas tengan agua; además en la parte final no hay ninguna y precisamente es la más expuesta al sol. Dependiendo de la época del año la dificultad puede variar mucho, incluso ser extrema tanto en verano como en invierno. La he registrado dos veces antes de esta y espero volver a repetirla alguna más:

Comencé a andar sobre las 04:30 de la mañana, como a esa hora es dificil coger un tren me fui hasta Cercedilla en coche y lo dejé en la misma estación. La subida hasta la Calzada Romana es sencilla y constante, cogí agua en la primera fuente y de un tirón me planté en el Puente de Los Descalzos, lugar donde comienza la Calzada Romana. La foto de arriba corresponde al Puerto de la Fuenfría, unos caballos vinieron a darme los buenos días.

La Calzada Romana es una vía que personalmente me produce una sensación de atracción / odio muy curiosa, la he pìsado tantas veces que con el led rojo del frontal pude subir disfrutando de las suaves luces y sombras que la luna casi llena dibujaba con los pinos. Cuando llegué al Puerto de la Fuenfría ya clareaba, eran las 06:20, hice las primeras fotos y seguí sin parar, saqué algo de comida y me la zampé andando. Me propuse llegar a Segovia antes de las 10:55 para coger ese tren, el siguiente salía dos horas después, ya había hecho la parte más complicada pero solo había recorrido una cuarta parte de la "kilometrada" del día, me faltaban más de 20 kilómetros.

Según el GPS a las 06:53 debía amanecer en el punto en el que me encontraba. Fue difícil encontrar un hueco entre los pinos para poder hacer una foto a la salida del sol, aunque daba igual, la montaña más alta de Madrid y que tantas aventuras me ha proporcionado se empeñó en ponerse en medio. Pero para que nadie se quede con las ganas, dejo este enlace de otra ruta en la que fuimos adrede a ver amanecer desde esa montaña: Peñalara Nocturna.

Poco después, en la Casa Easo, otro claro me dejaba ver parte de La Cuerda Larga. En la foto, al fondo y de derecha a izquierda: Cerro de la Guarramillas (Bola del Mundo), Cerro de Valdemartín y las Cabezas de Hierro Menor y Mayor. La pena era la calima que había.

La Fuente de la Reina. Desde la Fuenfría hay dos caminos cuasi paralelos que llegan hasta este punto, en esta ocasión cogí el de la izquierda (en el sentido de la marcha, oeste en el mapa), es más corto y más "camino". La foto es un vistazo atrás.

El pinar es inmenso, espero que se conserve así muchos años. No pude fotografiarlos pero vi una pareja de corzos, algo muy habitual en estos parajes, pero lo curioso y menos frecuente de escuchar es que el macho iba corriendo delante de la hembra y la vez lanzando sus "gritos de guerra": la ladrá.

De repente se acaba el bosque y aparece la dehesa, la llanura castellana llegá más allá de lo que nuestros ojos son capaces de alcanzar. Al superar el cerro de Cabeza Gatos se podía ver claramente nuestro objetivo, Segovia se encuentra a un tiro de piedra... o de cohete, da lo mismo. 

Tirando de zoom, la distancia parece menor, en línea recta unos 9 kilómetros, por el camino casi 11. A partir de aquí la montaña desaparece y debemos atravesar la dehesa, no hay apenas árboles y el paisaje no dice demasiado. La silueta de Segovia desaparece durante los últimos kilómetros pero el camino no tiene perdida si se siguen las señales.

Lo mejor sin duda de este tramo es mirar de vez en cuando hacia atrás y ver como la sierra se va quedando cada vez más lejos.

Importante localizar la cuerda de La Mujer Muerta y apreciar el motivo de su nombre. Durante el viaje de vuelta en tren se dispone de una oportunidad privilegiada de ir viéndola durante un buen rato.

Al atravesar el túnel que supera la autopista, aparece de nuevo Segovia, la entrada a la ciudad está a unos 2 kilómetros. Yo me dirigí directamente a la estación, al final llegué con 20 minutos de adelanto, aunque cansado por haberle dado un poquito de caña contento por haber llegado a tiempo. La ciudad la atravesaré en la próxima ocasión, por hoy ya está bien. Solo falta buscar fecha para la próxima.