Está ruta me libera en parte de esa chinita que se te cuela en la bota cada vez que ves una montaña y te apetece subirla. Según te aproximas a Ferreira, desde la carretera que viene de Lugo, de frente se distingue claramente a 559 m de altitud un monte con una amplia cima de granito con forma ovalada y casi perfectamente cónico, como si fuera un volcán, el Teide en pequeñito y de granito rodeado de lava verde. Lo he visto tantas veces desde abajo… y aunque la mayoría de cimas de los alrededores son más altas, esta en concreto es tan diferente que supongo que a cualquiera que nos gusta este tipo de aventuras nos llamaría la atención subir a conquistarla. En el mapa no figura ningún nombre, pero la ruta marcada por Paso Miúdo http://pasomiudo.blogspot.com/ lo nombra como O Monte do Castelo y desde luego que el nombre hace a honor a este pico.
Lógicamente el track colgado por Paso Miúdo http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1429367 me sirvió de referencia para hacer con seguridad la ruta, tengo el placer de mantener contacto con gran parte de esta asociación y desde luego es de valorar y agradecer el trabajo que dedican a investigar, marcar y compartir pateos por la zona. En cualquier caso me consta que han desaparecido, por actos vandálicos, muchas marcas para seguir el itinerario colocadas por ellos. En caso de ir sin GPS podría llevar a algún despiste en los numerosos cruces que encontraremos en todo lo largo del recorrido.
La ruta comienza a las afueras de Ferreira, muy cerca de A Casa da Cultura, no hay problemas para aparcar y un cartel informativo nos confirma que estamos en el lugar correcto, además de darnos datos sobre el recorrido que vamos a hacer. Los primeros 4,5 kilómetros son por carreteras, la mayor parte con muy poco tráfico así que se hace llevadero y agradable, sobre todo a primera hora cuando la calina se forma sobre los numerosos regos que convergen en el valle. En apenas una hora tomaremos un camino de tierra marcado claramente con un cartel que indica nuestro objetivo.
La subida hasta los pies de la cumbre es de las que hacen sacar la lengua, más o menos 1,5 kilómetros con unas rampas, de esas gallegas, que parece que nunca se van a acabar. El sufrimiento no es muy prolongando, unos 20/30 minutos. Luego arriba te puedes dar el gustazo de ver esta cumbre de cerca y por el lado que no la ve la “gente de a pié”. Lo cierto es que me quedé con las ganas de llegar a la cima absoluta pero una impenetrable vegetación, en su mayoría de toxos, hace imposible la progresión. Al parecer existe un sendero bastante poco transitado que tal vez intente encontrar en otra ocasión.
El descenso se hace por el mismo camino y unos pocos metros después retomaremos la pista que habíamos dejado para subir hasta el monte. A partir de aquí iremos tomando altura rodeados de molinos, más toxos y con mucha probabilidad veremos alguna besta y alguna vaca. Los despistes en los cruces en esta zona pueden ser muy duros, en caso de niebla puede ser muy sencillo perder la orientación así que es aconsejable elegir muy bien el día o arroparse con uno (o dos) GPS. Después de andar unos 5 kilómetros por estos parajes, debemos tomar un antiguo camino de herradura sobre empapado pastizal, si nevara más esta zona sería una turbera con total seguridad. Aquí es donde nace el agua.
Es probable que este tramo nos lleve 15 minutos o más, las vistas son estupendas, montañas, valles y si las nubes lo permiten se puede ver hasta el mar. Después de este placer comenzaremos el verdadero descenso, al principio pronunciado y después se irá suavizando. Bajaremos paralelos y atravesaremos O Rego do Val do Inferno y aunque lo oiremos constantemente, debemos conformarnos con eso y de vez en cuando ver algo de sus aguas, acercarse: imposible por el ya famoso toxo (tendrás que buscar en internet jejeje) y a alturas más bajas también por silvas (toma ya). Casi 7 kilómetros después del inicio del arroyo llegaremos al lugar donde comenzamos la ruta.
Comentar que se puede ampliar la ruta visitando O Pau da Vella y O Pozo da Onza. Ambos lugares quedan muy cerca de la ruta y merecen la pena ser conocidos. Descargando la ruta en Wikiloc se indican los puntos donde se ubican estos lugares y donde hay que tomar el desvío para acceder a ellos.
Mi compañía volvió a ser Zara, me dejó enormemente sorprendido la fuerza y resistencia que tiene para su tamaño, y más sabiendo que hay gente que a esta raza los considera perritos falderos.
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