Madrid - Cantoblanco
Está claro que puedes preparar lo que quieras, hacer los planes que te apetezcan y coordinar la etapa del modo que te plazca, al final será El Camino el que elija qué, cómo y cuándo vas a hacer lo que tenga preparado para ti. Suponía que iba a ser así, pero no lo esperaba tan pronto.
Después de la etapa o llega la etapa 1, la que sale desde la Iglesia de Santiago y atravesando medio Madrid deja atrás las aceras y comienza a adentrarse en lo que toda la vida hemos conocido como campo; cierto es que cada vez queda menos ya que la invasiva y demoledora construcción ha ido apropiándose de aquello que nunca volverá ser como era. La intención del día consistía en llegar a Tres Cantos y ahí coger el tren de vuelta pero por cuestiones horarias tuvimos que conformarnos con llegar hasta Cantoblanco... el camino manda y hay que hacerlo sin reloj. A las 08:00 nos encontrábamos en Leganés Manolo y yo para dirigirnos al tren y llegar hasta Sol, desde ahí bajamos hasta la Iglesia de Santiago para dar comienzo a la etapa; entre pitos, flautas y horarios de fin de semana de los trenes no salimos de la iglesia hasta casi las 09:30.
El recorrido por Madrid no tiene ningún atractivo para los que vivimos aquí, siempre se puede recurrir a la lengua ya que no hay cuestas que requieran conservar la respiración para las piernas. Con esta comodidad, en poco más de una hora pasábamos por la Plaza Castilla y al salir de ella vimos la que para nosotros fue la primera indicación del Camino, una flecha amarilla sobre una farola, esperaba algo más monumental. Siguiendo por la Castellana, después de pasar las Cuatro Torres y justo antes del Hospital de La Paz, hay que girar a la izquierda e ir bordeándolo hasta el otro vértice, donde se encuentra un puente/pasarela para atravesar la autovía que nos lleva al Hospital de Ramón y Cajal. Cada vez la urbe va siendo menos "alta" y las zonas residenciales anuncian la proximidad del campo. Callejeando por estos barrios tendremos que atravesar de nuevo la misma autopista de antes en primer lugar y la M-40 en segundo. Las señales son más numerosas y fáciles de seguir, así y todo no hay que perder la atención.
Poco antes de atravesar la M-40 ya comenzamos a caminar sobre tierra. Unos 2 kilómetros después nos encontraremos con el primer mojón, hito, o como queramos llamarle, con la famosa concha de vieira indicativa del Camino de Santiago. Pocos metros más adelante ojeamos el reloj y optamos por acercarnos a la estación de Cantoblanco para regresar a nuestras casas, había que fichar. Una ruta cómoda y sencilla que todavía se hace más agradable disfrutando de la buena compañía y conversación de un amigo como en este caso fue Manolo.
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