2012-08-11 - Camino de Santiago Madrid 06
Segovia - Santa María la Real de Nieva
Este mes de Agosto me ha tocado ser parte de los Rodríguez. No es que esté tocando la guitarra en ese famoso grupo de rock, ni mucho menos. Este verano pertenezco al sector de los que les toca currar en Madrid mientras la familia se encuentra de vacaciones a casi 600 km. Sumando a eso el calvario que día a día estamos (ahora mismo, estoy, y me alegro que sea en singular) sufriendo con los acosos constantes de la persona que vive al lado. Conclusión: me piro dos días a hacer parte del Camino de Santiago. 07:00 de la mañana, estación de Segovia.
Como pensaba hacer noche en un albergue, el jueves anterior fui a por la imprescindible credencial de peregrino. El primer sello que debía colocar era en Segovia, no fue fácil. Pregunté en un bar cercano a la estación pero la oficina estaba cerrada y solo tenía la llave el jefe. Pregunté a la Guardia Civil y tres cuartos de lo mismo. Al final una tienda de alimentación que estaba reponiendo genero en la Calle José de Zorilla inauguró mi credencial.
La ciudad entera es un monumento, opté por seguir el itinerario que propone un folleto editado por Turismo de Segovia: pincha aquí para descargarlo. Sin dar demasiado rodeos pasa por muchos de los lugares más emblemáticos.
A esta hora las calles estaban casi desiertas, les podría haber cambiado el nombre y nadie se hubiera enterado. Era fácil encontrar un encuadre desierto de gente. Hice muchas fotos, las típicas del acueducto, la catedral, etc. Pero esas no las colgaré, ya hay demasiadas en internet.
Además, dio la casualidad que ese día se organizaba una exhibición, competición, o lo que sea de globos aerostáticos. Uno de ellos apareció por detrás del Alcazar para rescatar a la princesa de la torre.
Atravesar Segovia me llevó casi una hora y apenas otros diez minutos más llegar hasta Zamarramala, localidad famosa por otorgar la alcaldía a las mujeres del pueblo el día de Santa Agueda.
Haciendo caso a la charla que nos dieron en la entrega de la credencial (tope rimbombante) no cargué comida en la mochila, el peregrino debe comprarla en los pueblos por los que vaya pasando. Todavía no eran las 08:30 así que decidí seguir y desayunar en el siguiente pueblo. Desde esta posición El Camino discurre por la Campiña Segoviana, amplios campos sembrados de cereal. Un camino sencillo y agradable a estas horas de la mañana.
Poco antes de llegar a Valseca nos encontramos con la Ermita de San Roque. Echando un vistazo atrás después de rebasarla se ve a lo lejos la Mujer Muerta apoyando su almohada sobre el tejado de la ermita.
Llevo recorridos más de 10,5 kilómetros y apetece un desayuno.
El pueblo no es muy grande pero a la entrada hay un bar cerrado, le pregunto a una señora que está limpiando su terraza y me dice que abrirá a las 10:00, al igual que una tienda que se encuentra al otro lado de la manzana. Falta media hora con lo cual decido acercarme al siguiente pueblo.
A las 10:23 entraba a Los Huertos, el GPS marca 15 kilómetros justos. Siguiendo las flechas paso por un bar que está cerrado, me doy una vuelta por el pueblo y un hombre me dice que ahí no hay ninguna tienda, solamente el bar que tiene su propio horario, o al menos él no lo sabe. Siempre, absolutamente siempre hay que echar una ración de reserva en la mochila, así que rellené una cantimplora que casi había vaciado y me zampé las dos barritas que llevaba. Caducadas pero muy ricas, solo amargó un poco una avellana.
A 1,5 kilómetros de Los Huertos se encuentra la Ermita de Ntra. Sra. de la Vega. A partir de aquí el camino circula paralelo al serpenteante cauce del Río Eresma sobre una antigua vía de tren. Yo en cuanto pude me salí por un camino paralelo, esas piedras son horribles para las plantas del pie.
La entrada a Oñe promete, después de 24 kilómetros en las piernas apetece tomarse algo fresquito, cuando encuentro un establecimiento está cerrado, unas personas que se encontraban cerca me dicen que deben de estar a punto de abrir. En un par de minutos, me encontraba tomandome un par de botellines SIN limón con sendos pinchitos generosos de tortilla española riquísima. Todavía era un poco pronto para comer y con este tentempié me encontré con ánimos de seguir hasta el siguiente pueblo.
Pinilla Ambroz es una aldea en medio del campo. Después de 30 kilómetros con dos barritas caducadas necesitaba un descanso. El calor era asfixiante y los pies estaban más que resentidos.
A las 15:36 apagaba el GPS en Santa María la Real de Nieva. Este último tramo me costó bastante, los pies no quise mirarlos porque estaba seguro que debían estar bastante "ampollados". El calor era insoportable, menos mal que me unté bien de cremita y llevaba un sombrero cojonudo. Las dos barritas y las cervezas/tortillas estaban ya más que digeridas. Y encima un viento fuertísimo en contra dificultó todavía más la situación.
Después de comer algo fui al albergue, una ducha y una cabezadita dan anímos para salir a dar una vuelta por el pueblo. A media tarde llegó mi compañero de albergue y de mesa en la cena, Jose (con acento en la o). Un máquina que ese mismo día había salido de Alcobendas en bici, soportando los calores y los terribles vientos de frente. Agradable compañía y conversación, a día de hoy ya casi debe haber llegado.
Y a las 22:00 en la cama que mañana hay que arrancar pronto...
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