En el Paso Paleto |
Ya me voy poniendo al día con las rutas y cada vez da más gusto contarlas. Cinco Cramponeros: Guille, Iván, Miguel, David PK y yo partíamos pocos minutos antes de las 08:30 desde el Canto Cochino en La Pedriza del Manzanares. El primer objetivo llegar hasta El Tranco a través del Paso Paleto, apenas 2 kilómetros a la vera del Manzanares por un sendero muy variopinto con abundantes tramos sobre la roca desgastada de millones de pisadas.
Ganado altura |
Superado el Tranco comienza la subida, apenas da cuartel hasta llegar a la pradera de la Fuente de Prado Pino, ahí hicimos una parada para tomar aliento, no llevábamos mal ritmo y tampoco era cuestión de forzar la máquina, a menudo se tarda menos yendo despacio que pretendiendo correr demasiado.
El Yelmo de La Pedriza |
Otra cuesta gruñona para alcanzar el Collado de la Encina y la pendiente se suaviza un poco hasta la Pradera del Yelmo. Las fotos nunca son capaces de plasmar la majestuosidad de esta enorme mole, es impresionante.
Rebaño de machos esperando su oportunidad |
Dejando El Yelmo a nuestra izquierda y tras bordear El Rompeolas, nos tuvimos que abrir paso entre un rebaño de machos cabríos, menos mal que conocemos su idioma y supimos entendernos con ellos. A partir de este punto hay que ponerse a la altura de las propias cabras y subir utilizando las manos en más de una ocasión, se debe tener en cuenta que la bajada será por el mismo sitio.
Subiendo al Yelmo |
Cuando llegamos a la entrada de la chimenea que da acceso a la cima hicimos una parada para reponer energías. Por el momento hemos recorrido algo más de 6 kilómetros, ascendido unos 670 metros en aproximadamente dos horas y tres cuartos. El papeo, las vistas y la tentador pasadizo que nos espera dan fuerzas muy rápido para seguir adelante raudos, pero este paso es de única dirección así que nos tocó esperar nuestro turno.
Accediendo a la chimenea |
Lo más difícil de la chimenea es el principio, que en el retorno será el final. Entrar con la mochila puede ser complicado por no decir imposible las dejamos todas abajo y a trepar.
Atravesando la chimenea |
Siguiendo siempre recto por la chimenea llegaremos a la cara opuesta del Yelmo, cuando esta acaba, a nuestra derecha veremos la cima y su vértice geodésico. Probablemente los primeros metros tras salir de la chimenea sean los mas peligrosos de este tramo ya que hay algún salto fácil pero muy expuesto, una buena prueba para el vértigo.
Vértice geodésico del Yelmo |
El Yelmo arriba es tan bonito como desde abajo, próximos al vértice hay unos "sillones" naturales para tomar el sol. No debió pasar por aquí nunca ningún rey, ni un santo, ni nada de eso, si no estos "asientos" tendrían el nombre de alguno de ellos.
Arriba del Hueco de las Hoces |
El descenso por el mismo camino y buscando de nuevo El Yelmo a nuestra izquierda nos encontramos con el Hueco de las Hoces que va a dar directamente con Canto Cochino. Este descenso es más directo pero más abrupto, demoledor de rodillas como toda La Pedriza y con algunos pasos un tanto complicado e incluso expuestos.
En el Hueco de las Hoces |
La orientación es muy fácil ya que hay que bajar hasta encontrar el arroyo y seguir bajando paralelo a su cauce. Lo complicado puede ser escoger el paso correcto ya que como te equivoques puedes encontrarte en una situación complicada si no puedes retornar un destrepe. No obstante, hacía mucho tiempo que no pasaba por este lugar y me pareció que había más hitos, además útiles, que la última vez.
Bañito en El Manzanares |
Llegamos a Canto Cochino sobre a las dos y veinte, es decir nos llevó casi seis horas completar esta aventura. Recorrimos en total unos 11,5 kilómetros y acumulamos 744 m. de subida. Estos pedazo de "Jovenes Cramponeros" se merecen un reconocimiento a su esfuerzo, valentía y cordialidad, como sigan así en poco tiempo van a pasarnos por delante con autoridad.
Y aprovecho para pedir a los domingueros que van a pasar el día al lado del río, que lo dejen como está, por supuesto no hay que echar basura, restos de comida, tirar colillas, orinar y lo demás, etc. Tampoco se puede, ni se debe hacer presas, el río lleva millones de años sin que nadie venga a tocar nada, y gracias a eso lo podemos ver nosotros ahora. Todo lo que hacemos externamente los humanos perjudica muchísimo más de lo que pueda parecer, incluso mover una simple piedra. Y que nadie piense que esto no ocurre, en La Pedriza a la gente que hace presas para bañarse les llaman "charqueros", si existe el apelativo por algo será, con hacer una búsqueda en internet será fácil de ratificar lo que digo.
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